jueves, 14 de junio de 2007

. . .

Escribo sobre un Santiago ruidoso, repleto y demasiado frío. Nunca me fue tan difícil conseguir un lugar para ubicarme.
Hace días que no logro una vista panorámica de la ciudad, y es que el asiento de una micro andando, hace meses dejó de ser un panorama cómodo.
Escribo sobre un malestar odioso, diario, obligatorio, y que aun así me hace totalmente dependiente. Sobre un Santiago denso, agotador, pero con ciertos vacíos ideales, con una soledad controlada, placentera, y con libertades que sólo da mi recorrido.
Hablo de que deseo ir lejos, pero doy un paso, y sé que vuelvo al ruido, a la gente y a la inquietud. Los espacios se van achicando, pero espero hallarlos.
A veces siento que en Santiago no quepo, pero haciendo presión, y empujando un poco, sé que puedo ubicarme, sé que puedo buscar y encontrar un puesto (.. en una de esas encontrarme).

No hay comentarios: